Tarta surf

¿Recuperados de los empachos navideños? ("¡Síiiiiiii!") Pues es momento de empezar el año con una tarta de chocolate rellena de crema de mantequilla-merengue suizo-fresa como ésta.

Es una lástima que en esta ocasión no haya estado yo muy fina como fotógrafa (es lo que tienen las prisas) porque me hubiera gustado que se apreciase más el degradado de color. Pero, en el próximo trabajo pictórico, procuraré hacer una sesión fotográfica exhaustiva.

¿Que por qué lo de las prisas? Porque he experimentado la sensación del pintor de enfrentarse al lienzo en blanco, ¡qué digo!, a la tarta en blanco. 

Y sí que se siente un poco de angustia porque, si te equivocas, ya no hay vuelta atrás. Y era mi primera vez con el aerógrafo...y sí, remoloneé bastante tiempo hasta que, tras unos consejos técnicos de un amigo (gracias Juan), unas cuantas pruebas sobre el papel y un ataque final de bravuconería me puse a ello.

¡Wow! La inquietud se empieza a transformar en subidón cuando visualizas el color sobre la tarta tal y como tenías en la cabeza. Con el colorante aún húmedo, el agua parecía real...

Tenemos el mar y la ola, ¿qué nos falta? Pues un surfista guapo de ojos verdes, con barba y mechas.

Hacer que un trozo de pasta de azúcar se pareciese al chico para el que era esta tarta, fue la tarea más difícil con diferencia. Pero, ¡mirad por favor qué simpático y qué estilazo sobre la tabla!

Y ya termino por hoy, con Good vibrations. 

Besos,

                      Lore