jueves, 23 de enero de 2014

Tarta de boda con cascada de rosas y puente


He estado guardando las fotos de esta tarta durante meses; en ese tiempo fui seleccionando unas pocas de entre las casi cien que tenía, las edité, les puse el logo, cuando las repasaba pasados días, volvía a cambiar la selección y a repetir la misma operación...Así hasta hoy.
Me encanta esta tarta, estoy orgullosa del trabajo que hice durante quince extenuantes jornadas de agosto. Pero, detrás de cada pétalo, de cada pincelada, de cada trazo de glasa, se asoman, tímidos, recuerdos de aquellos días de deriva...y me pongo triste.
Sentimentalismo aparte que, quizá no venga a cuento pero que me ha salido del alma y por eso lo dejo ahí plasmado, os voy a explicar cómo llegó esta tarta así de radiante a su destino.



Por cierto, seguro que os he contagiado y que entre tanta lágrima aún no os habéis preguntado dónde está el puente que anuncié en el título. ¡Tacháaaaaan!


Supongo que nadie habrá adivinado que se trata del Puente de Carlos de Praga, sitio donde parece ser que los novios se pidieron matrimonio. Os haréis cargo de que cuando una novia te dice que en su tarta de boda quiere una imponente cascada de rosas y el Puente de Carlos, así sin más, el cerebro tiende al colapso. Yo, desde luego, no veía cómo encajar en esta tarta de tres pisos un puente modelado con fondant de ninguna de las maneras.
Así que, tras darle muchas vueltas, se encendió la bombilla. No hacía mucho, había visto un vídeo de Colette Petters donde hacía unas coronas con glasa real para rodear los pisos inferior y superior de una tarta. La idea no podía ser más arriesgada, porque mi tarta tenía que viajar 140 kilómetros para llegar al palacio donde se celebraba el banquete y, el puente hecho con glasa sería tan frágil que se rompería con la mínima presión de un dedo. Pero, desde que se me ocurrió esta idea, ya no vi otra opción posible y seguí adelante con ella. 


El puente rodearía el piso inferior de la tarta en el espacio que dejaba libre la cascada. Dibujé el contorno a tamaño real y lo rellené con un patrón de filigranas. Sobre este dibujo colocado en un dummie fui construyendo mi puente de glasa con la manga pastelera y mucha paciencia. Yo creo que nunca hice algo tan difícil y delicado.


Por supuesto, el puente no llegó entero, pero llevaba en mi kit de primeros auxilios glasa suficiente para pegar la pieza díscola y levantar una pared de ladrillo si hiciera falta.

Espero que os haya gustado la entrada y que me hayáis echado un poquito de menos en este tiempo en que no he publicado nada ;)

Se me olvidaba la canción. Hoy elijo una de Jorge Drexler: La vida es más compleja de lo que parece.

Besos,
                                   Lore


5 comentarios:

  1. Qué bueno tenerte de vuelta :) Y vaya trabajazo impresionante!!! ... pero esta vez nos has dejado sin canción? :))

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    1. María, gracias por recordarme lo de la canción!! :) Un beso muy grande!

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  2. Te hemos echado MUCHO de menos ;-)

    Que gran trabajo! Es la caña!!!

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  3. Menuda pasada de tarta!! Es preciosa!
    Mi güela enamorada de ella y yo otro tanto! Vaya artista Lore!

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  4. Impresionante Lore! y unos colores superfinos! Muy muy fan de este tipo de tartas!! Y el puente no podía estar mejor integrado...
    Besos.

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